Grupo feminista dice que detonó explosión en oficinas de obispos

By David Agren | Catholic News Service | July 31, 2017

CIUDAD DE MÉXICO — El grupo anarquista Comando Feminista Informal de Acción Antiautoritaria Coatlicue se hizo responsable por detonar un artefacto explosivo frente a las oficinas de la conferencia episcopal mexicana.

El grupo dijo en una publicación de internet a fines de julio: “Ni Dios ni Amo. Por cada tortura y asesinato en nombre de su Dios. Por cada niño ultrajado por los curas pederastas”.

Peregrinos se acercan a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México el 10 de diciembre de 2016. Un explosivo fue detonado fuera de las oficinas de la Conferencia Episcopal Mexicana, que se encuentra justo enfrente de la basílica, el sitio religioso más visitado del país. (Foto CNS | Sashenka Gutiérrez, EPA)

Poco se sabe sobre el grupo, aunque se cree que también detonó un artefacto similar el 17 de marzo, informó la prensa mexicana.

El grupo afirmó que el artefacto en las oficinas de los obispos fue hecho con dinamita, butano y propano. La oficina del procurador general de Ciudad de México dijo en un comunicado que el artefacto fue hecho con un extintor, pólvora, cinta adhesiva y una mecha. También dijo que estaba entregando el caso a la oficina del procurador general federal, ya que el ataque fue contra “un edificio administrado por una asociación religiosa”.

No ha habido un arresto por la explosión del 25 de julio, que sucedió en oficinas frente a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, el lugar religioso más visitado en el país.

La conferencia episcopal no comentó sobre el mensaje del grupo, pero dijo en un breve comunicado: “Serán las autoridades quienes determinan la veracidad de ese mensaje y si lo integran a las líneas de investigación, nosotros seguimos trabajando con normalidad”.

Funcionarios de la conferencia dijeron poco después de la explosión que no creían que el incidente fuera un ataque contra la iglesia.

“Este hecho nos invita a reflexionar enfáticamente sobre la necesidad de reconstruir el tejido social, para propiciar un ambiente de seguridad para todos los ciudadanos”, dijo a la prensa el obispo auxiliar Alfonso Miranda Guardiola de Monterrey, secretario general de la conferencia.

Humberto Roque Villanueva, subsecretario de población, migración y asuntos religiosos de México, llamó la explosión “un mensaje de odio” durante una entrevista con el periódico El Universal.

En un comunicado, Armando Cavazos, director de prensa de la conferencia episcopal, dijo a Catholic News Service que la explosión ocurrió el 25 de julio a eso de la 1:50 a.m. frente a la entrada principal de sus oficinas en el norte de Ciudad de México.

“Parece que este no es el primer caso que ha ocurrido en esta zona” de la Ciudad de México, dijo en el comunicado.

El obispo Ramón Castro Castro de Cuernavaca tuitió las primeras imágenes de los daños de la detonación temprano el 25 de julio.

“Creo que esto refleja la situación en México”, dijo el obispo Castro, quien se ha expresado en contra de la violencia que afecta su diócesis al sur de la Ciudad de México.

México sufrió recientemente un mes con muchos asesinatos, el peor en 20 años, con 2,234 homicidios en junio. El crimen en Ciudad de México también ha aumentado, según estadísticas federales.

La violencia que arropa México también le ha afectado a la Iglesia Católica. Por lo menos 18 sacerdotes mexicanos han sido asesinados durante los últimos cinco años, según el Centro Católico Multimedial.

El asunto del abuso sexual por clérigos estuvo recientemente en los titulares de México. Dos exsacerdotes presentaron acusaciones criminales contra el cardenal Norberto Rivera por reportar los casos de 15 sacerdotes al Vaticano pero no a las autoridades judiciales.

El cardenal Rivera rechazó las acusaciones, diciendo que él siguió la ley de México según estaba escrita en aquel tiempo y alegando animosidad contra él mientras se prepara para irse de la arquidiócesis. El cardenal presentó su renuncia el 6 de junio al cumplir los 76 años de edad, según requerido por el derecho canónico.

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